Por: REDACCIÓN
Jerez de la Frontera (Cádiz) despide este martes a Álvaro Domecq Romero, fallecido a los 85 años, una figura emblemática del rejoneo y de la ganadería de Torrestrella, a la que dedicó gran parte de su vida. Domecq fue recordado tanto por sus éxitos como torero a caballo como por su labor en la cría de reses bravas con personalidad propia y casta reconocida.
Nacido el 8 de abril de 1940, hijo del también rejoneador Álvaro Domecq Díez, debutó en público en 1959 en Ronda (Málaga) y tomó la alternativa el 1 de septiembre de 1960 en El Puerto de Santa María, con su padre como padrino. Su trayectoria como rejoneador se prolongó por más de 25 años, formando parte de los célebres ‘cuatro jinetes del apoteosis’, junto a Ángel y Rafael Peralta y José Samuel Lupi, con más de 2.000 festejos a sus espaldas.
En su faceta como ganadero, Domecq continuó con la ganadería Torrestrella en la finca Los Alburejos, en Medina Sidonia, llevando toros bravos con identidad propia a las principales plazas del país. Además, fundó en 1975 la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre en Jerez y creó espectáculos ecuestres de renombre como “Cómo bailan los caballos andaluces” y “A campo abierto”. Entre sus reconocimientos, recibió la Medalla de Andalucía en 2024, el Premio ‘Caballo de Oro’ de Jerez y fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad.
Álvaro Domecq Romero era el último de los ‘cuatro jinetes del apoteosis’, un cuarteto que marcó un antes y un después en el toreo a caballo durante las décadas de los 70 y 80. Su legado artístico incluye la consolidación de la lidia por colleras y numerosas actuaciones memorables, como las conmemoraciones del 40 aniversario de la Corrida del Rejón de Oro en 2011 en Mejanes (Francia) y en 2016 en Campo Pequeno (Lisboa, Portugal).
Con su fallecimiento, el mundo del toro pierde a una figura histórica que supo unir arte, tradición y pasión por la tauromaquia a caballo, dejando un legado imborrable para futuras generaciones.

Comentarios
Publicar un comentario